Pilar Castilla, fundadora de Las Hilanderas: “El sello de la casa es la calidad y la exclusividad”

Lleva toda la vida entre telares, muestrarios, mantelería fina, textiles de alta gama, trajes de cristianar y un universo de auténticas joyas en lo que a textil para el hogar se refiere. A sus 82 años, Pilar Castilla Rivas sigue activa en la empresa que fundó, Las Hilanderas, especializada en ropa de casa de lujo. Y, aunque trabaja cada día atendiendo a la clientela, ha pasado el testigo del negocio a sus hijos Jesús y Eva.

Sus encajes y exquisitos bordados son, desde 1959, los mejores de España y del extranjero. No en vano, entre la selecta clientela de la casa -tratada con la máxima discreción- se encuentran Alicia Kopolowitz, el clan de los Botín, embajadas y consulados extranjeros de la capital y la mismísima Casa Real española. Al igual que otros miles de compradores anónimos, la Reina Sofía es fiel a la firma.

En esta entrevista, Pilar hace un recorrido por su –extensa e intensa- vida profesional en Las Hilanderas, la mejor casa de textiles para el hogar de España. Y nos habla de cómo ve el futuro de este negocio, marcado por la tradición, del que cogerán el testigo sus hijos: Eva y Jesús.

Fundada en 1959, la firma de ropa de hogar Las Hilanderas está especializada en alta costura para el hogar: manteles, ropa de cama, toallas, trajes de cristianar, velos de novia…

Fachada de las tienda Las Hilanderas, fundada en 1959, durante los años sesenta.

Pilar, cuéntanos cómo fueron los orígenes de Las Hilanderas.

Nací en un pueblo de Sevilla, en Real de la Jara, hace 81 años. Vivíamos en una finca de ganado y agricultura. Mis padres se dedicaban al campo y a cuidar de cabras, cerdos… Siendo muy jovencita, -yo tenía 22 años- mi tío paterno, José Rivas, nos animó a mi hermana Trini y a mí a buscar una nueva vida en Madrid. Él era muy emprendedor, tenía mucha visión de negocio. Y así fue como empezó todo.

Dos chicas jóvenes de pueblo que inician una vida como empresarias en Madrid… ¿Os resultó difícil encontrar un local?

Estuvimos viendo varias zonas, hasta que dimos con un piso en el número 44 de la calle Sainz de Baranda. Era un piso grande, con 3 habitaciones, todo exterior. Entonces, en 1959, era un barrio lleno de gente joven y con niños. Hicimos una reforma integral durante un año y medio. Y quedó precioso. Permanecimos allí hasta el año 1975.

¿Qué tipo de artículos se ofrecían en aquella primera tienda?

Vendíamos ropa de cama, mantelería y se hacían bordados. Todo lo que componía el ajuar para la casa, que entonces se llamaba “el equipo”. En los años 60, se valoraba mucho comprar todos los textiles necesarios para una casa.

La ropa de cama de Las Hilanderas se caracteriza por el uso de tejidos de alta calidad, como el algodón satinado de belesa, y sus detalles de encaje o bordados.

«Antes, las madres empezaban a comprar el ajuar de sus hijas desde que éstas cumplían 14 años”

¿En qué consistía la adquisición del ajuar?

En aquella época se valoraba muchísimo todo lo relacionado con manteles y ropa de cama de calidad para la casa. Las madres que tenían niñas empezaban a comprar piezas para el ajuar de sus hijas desde que éstas cumplían 14 o 15 años. Y poco a poco iban completando su equipo.

¿Por qué “el equipo” se compraba poco a poco?

Porque todo el mundo quería tejidos de calidad, con bordados y encajes. Cuantos más bordados, más valioso era el mantel o la ropa de cama. Y las madres pagaban lo que fuera necesario para que sus hijas tuvieran lo mejor, lo más bonito y lo más elaborado. Algunas madres se tiraban entre 10 y 12 años comprando poco a poco las piezas.

¿Qué piezas formaban parte de un buen ajuar?

Lo normal era equiparse con tres o cuatro manteles medianos para el día a día, y dos manteles de alta gama para ocasiones especiales. Por lo general, se hacían para 6, 8 o 12 cubiertos. En cuanto a la ropa de cama, dependía mucho del poder adquisitivo de las familias. Habitualmente se adquirían unos 8 juegos de ropa de cama; las familias con más posibilidades solían comprar entre 10 y 14 juegos de textil para el dormitorio. A veces las clientas traían telas que habían comprado ellas para hacerse juegos pequeños.

Las mantelerías de Las Hilanderas son consideradas auténticas joyas en en ámbito del textil para el hogar. La Casa Real española o la familia Botín encabezan la extensa lista de clientes de la firma.

“En Las Hilanderas siempre hemos trabajado con telas de la máxima calidad. Hemos elegido lo mejor”

¿Cómo fueron los años 70? ¿Hubo cambios en la demanda de la clientela?

Fue una década muy próspera, en la que obtuvimos grandes resultados. Pero también fueron años de mucho trabajo. En aquel entonces yo ya estaba casada, tenía mi propia familia. Mi hermana también se había casado. Y la empresa requería mucha carga y mucha responsabilidad. Por eso, en 1975 decidí emprender mi propio camino. Y me instalé en la zona de Goya.

Una mujer valiente, desde luego. ¿Alguna vez pensaste en abrir más sucursales de Las Hilanderas?

¡Por supuesto! Hemos tenido otras sedes de Las Hilanderas, que gracias a Dios también marcharon muy bien. Hemos tenido una sucursal en la calle Goya 46 y durante siete años tuvimos una tienda especializada en lencería en la calle Fernán González, 26. Muy cerca de donde nos encontramos ahora, que es en la calle Fernán González, 11. Un local que en sus orígenes era una carbonería.

Las Hilanderas, fundada en 1959, ha sabido renovarse. En la actualidad cuenta con una gama de productos exclusivos para el hogar de gran lujo, así como nuevas colecciones de diseños modernos y muy funcionales.

“A lo largo de estos casi 60 años de trayectoria, la clientela ha cambiado muchísimo. Antes se apreciaba el trabajo artesanal; ahora, la estética y la funcionalidad”

¿Ves mucha diferencia entre la clientela actual y la de los años de vuestros inicios?

¡Absolutamente! Los tiempos han cambiado muchísimo. A lo largo de estos casi 60 años de trayectoria, hemos vivido una transformación enorme. Antes se apreciaba el trabajo artesanal y manual por encima de todo. Se demandaban muchos encajes de bolillos, las tiras bordadas… cumo es la clientela de Las Hilanderas?los, las tiras bordadas…ma de todo. Hoy lo que prima es el sentido prhacia nosotros. Ahmtanto más elaboradas, mejor. Hoy lo que prima es la estética y la funcionalidad.

¿Cómo es la clientela de Las Hilanderas?

Tenemos dos tipos de clientas muy definido. Por un lado están las mujeres que valoran la artesanía y quieren piezas de valor. Buscan algodones satinados o peinados, texturas agradables al tacto, detalles refinados en los encajes y en los bordados…Por otro lado está la mujer que trabaja, que tiene poco tiempo para comprar y para la casa y busca algo sencillo y que resulte fácil de lavar y planchar.

“La diferencia está en los detalles”

¿Qué es lo que realmente da valor a un buen mantel o a la ropa de cama?

La diferencia siempre está en los detalles. En lo que a textil se refiere, lo que más valor aporta a una pieza es, en primer lugar, el bordado, y, en segundo lugar, el encaje de mano. Son aspectos imprescindibles en una ropa de hogar de alta calidad. La tira bordada también se aprecia mucho.

Uno de los sellos de identidad de Las Hilanderas es la selección de tejidos de primera calidad, así como el uso de encajes y bordados exclusivos. La mayoría se confeccionan de manera 100% artesanal en España.

“Contamos con bordadoras procedentes de los principales puntos de España que trabajan en exclusiva para Las Hilanderas”

En lo que respecta al encaje, trabajáis con las mejores casas del país…

Sí. En nuestro muestrario contamos con unas 5.000 referencias. Además, contamos con talleres propios en Madrid y Toledo, así como con bordadoras de los principales puntos de España que trabajan en exclusiva para la casa: en Galicia, en la zona de Valencia, en Cataluña, en Andalucía… Son maestras de la artesanía que llevan toda la vida con nosotros, ayudándonos a confeccionar los bordados de mayor calidad del país.

Pilar, ¿cuál crees que es el secreto del éxito de Las Hilanderas?

No tengo la menor duda de que lo que nos ha llevado al éxito y lo que nos ha mantenido todos estos años es la calidad con la que hemos trabajado. Y la exclusividad que hemos ofrecido al cliente en todos nuestros artículos para la casa.

Tienes 82 años. ¿Por qué sigues trabajando?

No concibo vivir sin trabajar. Es lo que he hecho toda mi vida, y me encanta. Soy una mujer muy activa. ¡Y creo que por eso me mantengo tan bien! Pero soy consciente de que no estaré aquí eternamente y luego serán mis hijos los que dirijan el negocio.

Todas las colecciones de toallas de Las Hilanderas -en rizo americano de primera calidad- se pueden personalizar al gusto del cliente. Es posible elegir todos los detalles: el color, los bordados y encajes, etc.

“Se puede ofrecer diseño sin renunciar a la calidad”

¿Cómo ves el futuro de tu empresa y del sector del textil para el hogar de lujo?

Es evidente que ya no se valora tanto el trabajo artesanal como antes. Ahora prima el diseño por encima de todo. Se mira menos si un mantel o un conjunto de cama tiene calidad o no. La calidad de los tejidos se aprecia menos. Las clientas jóvenes buscan relación calidad-precio. Y creo, que sin renunciar a la calidad y a los detalles exclusivos, se pueden ofrecer diseños que satisfagan las necesidades de la clientela.

Háblanos de tus hijos, Eva y Jesús. Ambos tienen un papel clave en el negocio.

Eva trabaja aquí en la tienda. Controla como nadie todo el material con el que trabajamos, tiene un conocimiento muy profundo del negocio, de los proveedores y de la clientela. De hecho, nuestras clientas siempre quieren que las atienda ella, porque tiene un trato exquisito con ellas, y se vuelca al cien por cien cuando tienen que elegir algo o dar con ideas y materiales para aquello que buscan. Jesús es la parte creativa. Se ha dedicado siempre a la publicidad y es quien se encarga de proyectar nuestra imagen, de la comunicación, del diseño, de la decoración. Es un torbellino de ideas y el que tiene mayor visión de futuro. No hacemos mal equipo, ¿verdad?

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